Perrea perrea

El personaje creado en Buenafuente arrasa en la gala Salvemos Eurovisión ante el enfado de los euroexpertos

A Uribarri le iba a dar un soponcio anoche. Después de haber insistido durante toda la gala Salvemos Eurovisión para dejar claro que Chikilicuatre era un producto de marketing de La Sexta y que no iba más allá de una broma que podría perjudicar a los músicos en general y a Eurovisión en particular, tuvo que tragarse el resultado de las votaciones y digerirlo sin ocultar su tremenda decepción. Él, que ha tenido que defender ante la audiencia canciones más o menos agraciadas en las dos décadas en que ha presentado el programa para España, ha visto cómo el esfuerzo de las discográficas y los compositores no ha podido superar la fuerza del marketing televisivo. ¿Habría presentado Buenafuente al 'Neng' si Edu Soto hubiera mantenido al personaje más tiempo?

Uribarri quiso dejar claro en todo momento que TVE había aceptado la broma y eso que ya no está vinculado "a su antigua casa". Alabó la transparencia en las votaciones y el sentido del humor de la cadena ante la participación de Rodolfo Chikilicuatre, a pesar de que durante todo el programa quisieran desenmascararlo y desacreditarlo para que no se produjera el resultado final. Quizás haya quedado en la memoria de la cadena pública el arrepentimiento de no apostar en su momento por el humor y rechazar a las Supremas de Móstoles, con la diferencia de que las tres rollizas (tres hermanas, dos mellizas) sí tenían buenas voces, una buena canción y daban mucho más juego que el Chiki Chiki, visto que el reguetón está empezando a pasar de moda.

Hubo dos votaciones, pero la que hubo tras la gala sumaba un 80% al resultado final. Uribarri no dejó de pedir en todo momento que la audiencia votara, tanto que al final su llamamiento provocó que Chikilicuatre volviera a arrasar en las votaciones. O votó muy poca gente o los votantes tenían demasiado sentido del humor como para tomarse la participación de España en Eurovisión en serio.

Si bien es cierto que a la hora de llevar las canciones del myspace al directo, la mayoría de las voces se resentían. Sólo se salvaron de desafinar o dar el cante Marzok Mangui, porque su hip hop no exige técnica vocal, Lorena C, Guille Milkyway, Arkaitz o el propio Chikilicuatre. Claro que para hablar haciendo como el que canta hace falta tener garganta. Paradójicamente, en el plató se oyeron abucheos hacia Chikilicuatre, pero al final de la gala, todo el público coreaba y seguía el baile del anti Elvis, incluso el resto de los concursantes no tardó ni milésimas de segundo en aprenderse la estúpida coreografía que, en mi modesta opinión, no creo que se convierta en el baile del verano.

Por encima de todo, Salvemos Eurovisión ha dado una lección que tendrán que aprender los gurús del marketing. Si Eva Hache se hubiera tomado su campaña electoral tan en serio como los de La Sexta, quizás mañana tendríamos presidenta.

EuroGAYvisión
La Carrá estaba más perdida que un elefante en una cacharrería, pero nos ha regalado momentos memorables para los zapping y la historia de la televisión. Además de demostrar que está a prueba de contracturas cervicales con el playback de En el amor todo es empezar, se irguió como un renacido icono gay en una gala a la que por no faltarle no le faltó pluma. Fue sin duda la gala más gay que haya habido en TVE, al menos en el último lustro. A la presencia de Rafaella hay que sumar la de Boris Izaguirre, que la sacó de más de un apuro lingüístico y audiovisual ahora que además de showman es escritor premiado, Bibiana Fernández, exageradamente alta al lado de Rafaella y las apariciones de The Chanclettes y La Pajarraca (Paca Raja según Carrá). Y por parte de los concursantes, qué decir teniendo a Milkyway, la canción Piensa Gay de Lorena C coreada por teletubbies y el grupo D-Vine, con un cantante demasiado maquillado, tal y como reconoció el propio Boris.

Foto: formulatv

El voto útil

En los últimos días de la campaña electoral para las generales y autonómicas andaluzas, la consabida expresión del voto útil ha cobrado un nuevo significado. La blogosfera está revolucionada con la pregunta que Eva Ros, una chica que dice ser estudiante de Ciencias Políticas, ha lanzado al ciberespacio: “¿Debo quitarme el tanga y llegar hasta el final?”. Un 93% de los que han votado en el blog apuesta porque se lo quite.

A dos días de que acabe el plazo de votaciones y la campaña electoral, la duda sigue en el aire, ¿llegará con su striptease protesta hasta el final o no responderá a las expectativas de los votantes, como hacen los políticos con las promesas electorales? Lo cierto es que si Eva se propuso quitarse una prenda por cada decepción que le dieran los políticos durante esta campaña electoral, no me explico cómo es que a estas alturas todavía conserve el gorro y el tanga.

Según comenta en su blog, su objetivo es “hacer visible la decepción general por la política de casa”, y sin duda ha llamado la atención de los medios de comunicación y de los seguidores de la erótica amateur. Aunque Internet está plagada de vídeos de striptease no se le puede quitar mérito a Eva, que sin ser profesional (si es verdad que sólo es estudiante) sabe bailar ante la cámara.

En unos días veremos si el voto útil ha funcionado y Eva decide desprenderse de toda su ropa, gorro incluido, o si por el contrario el striptease-protesta contra las elecciones ha quedado sólo para provocar erecciones generales.

La mano de Arenas vs. la mano de Chaves

Fueron dos apretones de manos diferentes en dos momentos bien distintos. Chaves me dio la mano en una visita más o menos rutinaria al Ayuntamiento de Dos Hermanas al que yo había ido a mirar. Arenas lo hizo a la salida de un mitin que estaaba cubriendo en plena campaña electoral para las autonómicas. Fueron momentos distintos y formas distintas.

Chaves se acercó a mi y a mi compañera Cecilia, alegre de ver caras jóvenes en la puerta de un ayuntamiento repleto de votantes de la tercera edad. Se abrió camino y con un gesto serio alargó la mano diciendo algo así como "Hola qué tal". La mano de Arenas llegó improvisadamente en el tumulto de la salida del mitin. Estaba ahí, simplemente, a su derecha, con la libreta y el boli. Una mirada desconfiada al ver los artilugios de periodista que le hizo dudar por unos segundos antes de estirar la mano y darme un apretón suave y medido hasta el milímetro, en cuanto a presión y duración. Me encontró frente a frente y no tuvo más escapatoria que saludarme antes de encontrar la salida hasta el coche oficial.

Otros apretones de políticos son más parecidos a una petición de voto o a un no me dejes en mal lugar cuando escribas de mí, como me parece cada vez que veo a Zoido, que saluda con un increíble "hola, me alegro de verte" que hace que me pregunte si se ha quedado con mi cara o más bien que tiene la fórmula de saludo muy bien aprendida.

Por supuesto, en todas las ocasiones lo primero que hago al llegar a casa es lavarme la mano estrechada.