miércoles, 30 de diciembre de 2009

Cómo matar el aburrimiento en el tren (I)

Sólo tengo lágrimas
ques on gotas de
hielo
que se clavan en
los ojos antes de
caer al suelo

Sólo veo sangre
que me nubla
los sentidos
tengo frío
sueño y quiero
irme a casa

Sólo sé decir
gilipolleces y caer
como la nieve
en un calcetín mojado

Necesito que te vayas
que no hubieras existido,
que te quedes
a mi lado.

martes, 29 de diciembre de 2009

¡Qué va!

Se acerca y final del año, y como es de rigor, toca hacer balance de los 12 meses precedentes. Aunque sea un balance superfluo, cursi y manido, porque es tan poco original como comer con las manos. Haciendo uso y abuso de todos los lugares comunes (por el simple hecho de que me da la gana) empezaré con: “Echando la vista atrás…”

Pues eso, echando la vista atrás he encontrado casualidades, serendipias absurdas, pero serendipias al fin y al cabo. Y es que, ¿cómo iba a imaginar que terminaría ambos años diciendo adiós a unos jefes almerienses? Primero la jefa de redacción de Europa Press Andalucía y luego los jefes de La Voz de Almería.

Mi año 2009 empezó realmente en octubre de 2008, diciendo adiós al trabajo en La Semana y cayendo a un abismo de transformación personal y profesional. Empecé a vivir solo, a buscar trabajo de nuevo, a desesperarme pensando en el futuro que estaba por venir y a buscar justificaciones para el desánimo, la apatía personal y la desgana profesional.

Un año después las imágenes de la memoria se han nublado, el tiempo ha pasado y no puedo o no quiero recordar cada detalle del pasado. Cada vez que una puerta se cierra, se abre una ventana. Y digo esto porque si medio 2010 lo voy a pasar en Manchester (United Kingdom) es gracias al camino recorrido, guiado por la casualidad o el destino y una serie de factores concatenados como en el efecto mariposa.

El camino podría haber sido distinto, más o menos tortuoso, pero ha sido el que ha sido, y eso no se puede cambiar. En mi vida me había planteado trabajar en Almería, pero una vez que lo he hecho me siento capaz de trabajar en cualquier parte del mundo. ¿He conocido gente? Sí. ¿Sigo estando solo? Más o menos. ¿He descubierto lo que quiero? ¡Qué va! Además, he dejado de ir a correr (no sé si llegué a hacer un mes entero de entrenamientos), tuve que dejar mi pisito (con sus ilusiones, reuniones por venir y una mata verde pintada en una pared) y también he empezado a perder pelo de forma inminente.

(((CONTINUARÁ)))