Adiós, maestro, adiós

Todavía no he terminado El sha o la desmesura del poder, el último libro de Ryszard Kapuscinski que compré. Sólo había leído antes un libro suyo, casi por pura casualidad. Me bastó con leer la primera página de Un día más con vida para darme cuenta de que estaba delante de uno de los más grandes reporteros del mundo. Su trabajo como corresponsal de guerra tal y como está descrito en el libro es el ideal perfecto del periodista que todos los demás quisiéramos imitar.

A pesar de ser tan genial, pocos compañeros de profesión lo conocen, y pocos profesores de periodismo lo han recomendado durante la carrera. Desde este modesto hueco que Internet me brinda quisiera recordar la obra del que considero maestro de maestros. Ahora se reeditarán sus libros menos conocidos, se venderá Viajes con Herodoto como rosquillas, ahora que está muerto y no podemos darle las gracias en persona. No le han faltado los reconocimientos, pero no está demás que sus libros no queden en el olvido y sigan sirviendo como aprendizaje en el periodismo y en la vida a todos los que los lean.

Me declaro ante ti, amada Internet...

...y a partir de este momento te tomo en matrimonio. Espero que nuestra vida en común esté plagada de felicidad y sea duradera. Sé que nuestro matrimonio, que ahora comienza, estará lleno de intromisiones, pero no me importa, porque tus amantes serán mis amantes, y entre todos cuidaremos de los hijos de la prensa participativa. Prometo serte útil y dejar claras mis fuentes por encima de todas las cosas. Prometo amarte y respetarte en la salud de la prensa digital y en la enfermedad de la prensa convencional, hasta que mi muerte nos separe, porque tú eres eterna.